Carmen Escalona en Cártama

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Entrañable barro: Carmen Escalona

En el día internacional de la escultura, 6 de marzo de 2023, y dentro del marco de actividades organizadas en torno a la mujer, la igualdad y la justicia, la ceramista Carmen Escalona Vega (Mijas, 1943) ha estado en el IES Valle del Azahar de Cártama Estación enseñando a los alumnos su amor por las posibilidades expresivas del barro, a familiarizarse con el tacto y el contacto con la tierra elemental, y algunas técnicas básicas. En concreto estuvo impartiendo un taller desde las 11.45 h hasta las 14:45 h a unos 90 alumnos de 4º de la ESO y 1º de Bachillerato.

Desde la muerte de su querido e inseparable Miguel, camino ya de los dos años, Carmen apenas imparte clases ni se relaciona en público con casi nadie. Pero con su experiencia de 30 años impartiendo clases en la Universidad Popular de Mijas, y, sobre todo, con su gracia y su arte, pronto captó la atención del alumnado, que participó unánimemente elaborando figuritas con el barro. Al final estaba cansada pero feliz de volver a mantener vecindad con el barro, que le ha ayudado a vivir, y con los jóvenes: una verdadera simbiosis que más pronto que tarde volverá a repetir en el IES Valle del Azahar, cuya Dirección la despidió agradecida.

Carmen Escalona posee obras en el Museo Etnográfico de Mijas, una sala particular en el Convento de Santa María de Coín y próximamente algunas piezas en el Museo Unicaja de Artes y Costumbres Populares de Málaga, además de coleccionistas privados de España y otros países. Es un goce contemplar sus pequeñas manos hundidas en el barro, amasándolo, acariciándolo pacientemente, moldeándolo y modelándolo hasta que poco a poco revela sus secretos. Secretos de la vida. Porque lo que moldea Carmen son sus vivencias, que por la gracia de su arte y el barro se transforman en experiencias.

De ahí que si tuviera que elegir una sola palabra para definir su arte, la gracia con la modela y moldea el barro, elegiría “entrañable”: “entrañable barro”. La “entraña”, según el Diccionario María Moliner, es el “nombre vulgar de las vísceras”, pero también es el “interior o parte más oculta de un lugar”; el “núcleo, centro o parte sustancial de una cosa”. Y, asimismo, en plural apunta a la “capacidad de sentir” y, de manera particular, a la “capacidad de sentir compasión”, que significa saber ponernos en el lugar del otro, sentir junto a él.

El barro es su vocabulario elemental, su gramática primitiva, y a medida que lo moldea va cobrando por medio de sus manos la forma que obtiene guiado por unos sentimientos, orientado por unos recuerdos. De esta manera se pasa de la materia amorfa a la forma, de lo ininteligible a lo inteligible, de lo ilegible a lo legible: es la luz del reconocimiento. Pero, curiosamente, sus obras no solo nos hablan con multitud de detalles de su vida y de ella, sino también de nosotros, los seres humanos, de nuestras costumbres, valores y de la paradójica condición que nos constituye, tejida a partes iguales de alegría y llanto.